martes, 23 de agosto de 2011

Reflexión de Celos


Cuando el hombre es celoso, molesta; cuando no lo es, irrita. Refrán
El que no tiene celos no está enamorado. San Agustín 
El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta. Benavente, Jacinto 
El celoso ama más, pero el que no lo es ama mejor. Molière, Jean-Baptiste Poquelin 
Los celos son, de todas las enfermedades del espíritu, aquella a la cual más cosas sirven de alimento y ninguna de remedio. Montaigne, Michel Eyquem de la 
El hombre es celoso si ama; la mujer también, aunque no ame. Kant, Inmanuel 
Las mujeres feas son celosas de sus maridos. Las bonitas no tiene tiempo, ¡están siempre tan ocupadas en estar celosas de los maridos de los demás...! Wilde, Oscar 
De cualquier forma los celos son en realidad una consecuencia del amor: os guste o no, existen. Stevenson, Robert Louis 
El amor es fuerte como la muerte; los celos son crueles como la tumba. Salomón Amor 
Sin celos no lo dan los cielos. Refrán 
Los celosos son los primeros que perdonan, todas las mujeres lo saben. Dostoiewsky, Fiodor Mijailovich
Los celos son una falta de estima por la persona amada. Bunin, Yvon Ligerezas 
Como el aire son para el celoso fuertes confirmaciones, como un testimonio de las Sagradas Escrituras. Shakespeare, William 
En los celos hay más amor propio que amor. Rochefoucauld, François de la 
Los celos cuando son furiosos, producen más crímenes que el interés y ambición. Voltaire, François Marie Arouet

http://www.tnrelaciones.com/citas_celos/index.html



Los celos obsesivos: Ejemplos en la Literatura Clásica Otelo”
By malamalisimaa
¿Qué son los celos? son muchas las investigaciones q intentan explicarlos, encontramos teorías que aluden a causas relacionadas con Inseguridades, otras con las que yo estoy más conforme que relacionan los celos con hechos que los celosos serían capaces de llevar a cabo…Sin embargo, ¿Cuál de estas teorías es más cierta?
Ya desde la antigüedad se hacen alusiones a ese mostruo de ojos verdes denominado Celos en una de las mejores obras de William Shakespeare, Otelo, según esta obra el moro denominado Otelo, general al servicio de Venecia conquistado por el amor de Desdémona, hija del senador veneciano Brabantio, se casa con ella. Por esto Brabantio le acusa ante el Dux de haber hechizado y raptado a su hija. Pero Otelo explica de qué manera conquistó lealmente el corazón de Desdémona, y ésta confirma su relato.
Mientras tanto llega la noticia de que es inminente un ataque de los turcos contra Chipre, de manera que Otelo con Desdémona a Chipre. El alférez Yago, que ha sido sustituido en el cargo de lugarteniente por Casio, siente un odio profundo hacia Otelo por los rumores.
Yago logra desacreditar a Casio ante Otelo, haciendo que Casio se emborrache y turbe la paz pública. Con ello ayuda a Rodrigo, que ama, sin ser correspondido, a Desdémona. Casio, privado de su grado, es inducido por Yago para que ruegue a Desdémona que interceda en favor suyo, simultáneamente Yago hace nacer en el ánimo de Otelo la sospecha de que su esposa le engaña con el desgraciado lugarteniente. La intercesión de Desdémona en favor de Casio parece confirmar sus sospechas y crea en el moro unos furiosos celos, que desembocan en la estrangulación de Desdémona.
¿Qué moraleja debemos de sacar de esta obra? Amar es respetar y confiar en la persona amada, los celos, aunque a veces parezcan señalar que se ama a una persona, pues se justifican con q quieres tanto a una persona que no la quieres perder, no son sino absurdas obsesiones que deben de ser dominadas por nosotr@s mismos, pues para nada simbolizan el verdadero amor. 

http://malamalisimaa.wordpress.com/2008/07/18/los-celos-obsesivos-ejemplos-en-la-literatura-clasica-otelo/


lunes, 22 de agosto de 2011

Celos

Se colocaba su vestido floreado por las rodillas cuando escuchó que golpeaban insistentemente las puertas de su hogar. Apurada, peinó sus rizos pelirrojos y se colocó su labial rojo profundo mientras gritaba ‘¡Ya va!’. Bajó las escaleras de roble haciendo chasquear fuertemente sus zapatos de taco con los escalones.
Abrió la puerta y al verlo, saltó a los brazos de su amado, y él, le correspondió levantándola del suelo.
* Basilia.- Llamó su padre severamente desde el salón. Su sonrisa se esfumó para ponerse seria y responderle.
* Ha llegado Caetano.- Exclamó intentando parecer simpática y calmar el incómodo clima.
Vernon, su padre, lo invitó a pasar al living principal donde se sentaron y esperaron a la señora Leroy quién vino acompañada de la sirvienta, Teodora trayendo una bandeja con té y galletitas.
* ¿Porqué el urgente llamado a una reunión señor Garner?- Preguntó Vernon serio, en su común posición de orgullo
* Quise convocar una reunión señor, porque, con todo su respeto, quiero pedir la mano de su hermosa hija, Basilia.
El gesto del señor Leroy se tensó automáticamente al escuchar las palabras del joven Caetano y, sin decir nada, se paró y salió del living seguido en silencio por su esposa, Ianina.
Luego de unos minutos de incómodo silencio, entró Teodora y dijo: Señorita Basilia, su padre la llama a su oficina.
La joven soltó la mano de su amado y se paró para ir con su padre. Entró sigilosa a la oficina donde se encontraban sus padres. Antes de poder decir nada, Caetano se dirigió a ella con enojo: - No te casarás con ese joven. Sabes que tienes mejores propuestas.
* Pero yo no los quiero a ellos, lo quiero a él.
* Gabino Renard tiene una mejor posición económica.
* Ami no me interesa su posición económica, los casamientos no se arreglan y te guste o no, padre, con todo respeto, me desposaré con Caetano Garner.
* Hija, todo lo hacemos por tu bien.- La consoló su madre mientras Basilia rompía en llanto.
* Pero a él le va bien en el trabajo, está trabajando como gerente el banco principal. Su puesto ascendió más que hasta incluso el de Fedro Dupont. Puede que no tenga todo el dinero que tiene Gabino, pero tiene un corazón mucho más grande.
* Haz lo que quieras, pero si te casas con ese joven, no me llames más tu padre.
Basilia, entre furia y tristeza tomó una bocanada de aire y le susurró a su padre: - Entonces, me casaré lo más pronto posible así puedo irme de aquí y cambiarme el apellido. – A continuación salió de la oficina y corrió hacia Caetano. – Lo quiera o no mi padre, me casaré con tigo y nos iremos lejos de Roma, tal vez a Florencia o a algún pueblo lejano donde nadie nos moleste, lo prometo. Ahora vete, tienes trabajo que hacer.


*
Caetano, luego de pasar un mal momento en la casa de Basilia, se dirigía al banco, Fedro, quién se encontraba resentido por el ascenso que había obtenido su amigo. Opinaba que no era justo, que él trabajaba mucho más que Caetano y no quería reconocer los esfuerzos de este.
* Fedro, tengo algo que decirte, pero… jura no contárselo a nadie, puede ser muy peligroso ¿Lo prometes?
* Por supuesto que sí, mi fiel amigo.- Contestó tratando de parecer interesado.
Caetano lo dudó por un segundo, pero luego continuó: - Basilia y yo nos casaremos en secreto. Vengo de su hogar, a su padre no le agradó la idea para nada.
* Era de esperarse, después de todo, ¿Quién eres tú para una niña mimada de la alta clase?
Este, era el pié para vengarse de Caetano. Fedro sabía que Gabino deseaba ser el esposo de Basilia, y qué ella siempre lo despreció. Pero, después de todo, las cosas podían revertirse.


*
Luego de llegar al banco y que Caetano se encierre en su oficina, Fedro se dirigió a la de Gabino, no iba a ser extraño, él trabajaba como su ayudante y estaba dispuesto a encontrar un momento para esparcir la noticia.
* Fedro, ¿Conseguiste los últimos grandes movimientos bancarios?- Le preguntó Gabino a su ayudante mientras garabateaba una hoja en blanco en su escritorio.
* Según mis informes, el señor Vernon Leroy ha extraído de su cuenta veinte mil euros. Ya sabe, debe ser para la boda.- Inventó
Desconcertado, Gabino abrió los ojos de par en par y preguntó intrigado: ¡¿Cuál boda?!
* ¿No se ha enterado? Hay fuertes rumores de que la señorita Basilia Leroy se casará con Caetano Garner.
* Eso no ocurrirá, no dejaré que ocurra. Dupont, organíceme una reunión con la dama en el café principal a las tres en punto.
* Como no, señor.- Fedro, ocultando una sonrisa maliciosa, tomó el teléfono y marcó el número de la casa de los Leroy. Atendió Basilia, con una voz desgastada: - Hable.
* Basilia, soy Fedro.
* ¡Oh Fedro, que gusto escucharte! ¿Te has enterado lo que ocurrió con Caetano hoy?
* No, hoy no lo he visto. ¿Qué ocurrió?- Mintió.
* Nada de gran importancia, ¿A qué se debe tu llamado entonces?
* Gabino Renard quiere organizar una reunión con tigo a las tres en el café principal.
* ¿Te ha dicho por qué?
* No especificó nada.
* De acuerdo, dile que allí estaré.
Ambos cortaron el teléfono y Fedro llamó a la secretaria de Caetano.
* ¡Hesper!- La joven asintió y se aproximo a el rápidamente.
* Fedro, dime que ocurre.
* Acabo de Hablar con Basilia, me pidió que quiere reunirse urgentemente con Caetano a las tres y cuarto de la tarde en el café
principal. – La joven se estaba marchando cuando él volvió a llamarla- Ah, y Hesper, no le digas que hablé con ella, sabes lo celoso que es.
Ella asintió con una media sonrisa y entró a la oficina de Caetano.


*
El reloj marcó las tres de la tarde en el café, donde se encontraba Basilia, sentada, esperando a Gabino. Caetano, como había salido antes del trabajo, decidió ir a café más temprano, después de todo, quince minutos no eran demasiado tiempo. Vio a la muchacha, con su cabello corto y sedoso igual de arreglado, y ese hermoso vestido de flores que él le había regalado para su cumpleaños pasado. El que llevaba puesto aquella mañana de verano, en el que él le propuso casarse. Su belleza resaltaba de la de cualquier joven de veinte años que se encontraban en el lugar. Su belleza era pura, inocente.
Estaba por entrar, cuando vio que al unísono que el abría la puerta, se sentaba junto a Basilia su compañero, Gabino, aquél hombre que su padre creía perfecto para ella. Caetano esperó una expresión de sorpresa en el rostro de su prometida, pero al contrario, ella le sonrió al joven que se sentaba en su mesa. Caetano se quedó unos minutos parado detrás de una columna, dónde nadie podía verlo. No le agradaba que su futura esposa se encuentre con un hombre que estaba seguro que se encontraba enamorado.
Al cabo de los minutos, Caetano observaba como Gabino le recriminaba algo que no podía oír a Basilia, y que ella lo miraba con gesto extrañado.
Desconfiado y herido el joven banquero se dirigió a su hogar, y pasó toda la noche sentado en su cama, pensando. Tratando de evitar admitir sus celos por ver a Basilia hablando con otro.
Rápido, tomó el teléfono y llamó a su ‘supuesto’ amigo Fedro, quien lo atendió a las pocas tonadas.
* Hable.
* Necesito tu ayuda.
* ¿Qué pasa?
* Quiero controlar mis insoportables celos, quiero confiar en Basilia.
Fedro no le contestó. Solo esperó a qué Caetano continuara.
* La vi en el café principal, hablando con Gabino, cuando supuestamente me esperaba a mí. No lo entiendo.
* No quiero ser negativo, pero tal vez fue la única forma que encontró de decírtelo.
* ¿Decirme qué?
* Decirte que no se casará con tigo. Posiblemente su padre la halla convencido, y ella pensó que si la verías con otro… entenderías.
* Es imposible, ella…
* ¿Quién te dijo que quería verte?
* Hesper.
* Era de esperarse. Otra posibilidad, es que Basilia y Gabino suelan verse a escondidas, y como Hesper siempre estuvo celosa de ella, escuchó donde se iban a encontrar y quiso decírtelo para que te des cuenta de lo que realmente es. Después de todo, siempre te dije que Basilia no era de confianza.
* Pero, hoy se veía tan convencida de querer estar con migo.
* Querido amigo, nunca se sabe. ¿Irás mañana a la reunión con Gabino y el presidente del banco? Te sientes preparado para verlo a los ojos, ¿No?
* Si, pero…
* ¡Oh mira la hora! Será mejor que duerma, mañana no podré despertarme tan temprano.


*




Al otro día, Fedro se dirigía al banco, caminando, disfrutando de la mañana de verano, y pensando que, si separaba a Caetano de Basilia, probablemente decaiga en el trabajo, después de todo, ella era lo más importante que tenía.
Cruzó la calle y, cuando estaba a dos cuadras del banco, se encontró con Teodora, la sirvienta de los Leroy.
* ¿Cómo está Teodora?- Saludó feliz.
* Muy bien, muy bien. Apresurada, debo entregar este paquete al banco antes de las ocho.
* ¿Qué lleva?
* Oh, es un regalo de la señorita Basilia para el señor Caetano.
* No se moleste en ir hasta ahí. Yo puedo entregárselo, tengo una reunión con él.
* ¿Está seguro? No quiero causarle problemas.- Le contestó la mujer.
* Seguro, está en buenas manos, créame.
A continuación la mujer le dio el paquete y se dirigió a casa de los Leroy otra vez.
Mientras caminaba, Fedro abrió el paquete. Era un collar con un dije que decía ‘BL’, Basilia Leroy, claro estaba. La astucia de Fedro superó sus expectativas.
Una vez llegado al banco, el hombre se apresuró y entro a la sala de reuniones. Estaban las pertenencias de Gabino, pero él no estaba. Veloz, Fedro tomó el collar y lo puso sobre una carpeta perteneciente a este y salió antes de empezar la reunión.


*
Caetano entró corriendo a la sala de reuniones, se había retrasado porque no había podido dormir durante toda la noche, pensando en lo que Fedro le había aconsejado.
Aún la sala estaba vacía, pero las pertenencias de Gabino seguían ahí. Lo primero que distinguió Caetano, fue el collar tan común en Basilia, que llevaba sus iniciales. Nunca la había visto sin él, y ahora estaba entre las cosas de Gabino.
La furia incontrolable que sentía en ese momento era indescriptible. No llegaba a ser tristeza, solo enojo. Sus ojos, ahora ensombrecidos emanaban lágrimas. Lo que sentía Caetano, ¿Era un amor enfermizo?
Pocos minutos después entró Gabino, quién saludó respetuosamente a su compañero: - Buenos días, señor Garner.
* ¡¿Por qué me hiciste esto?!- Gritó furioso Caetano.


Todos los que estaban ahí lo miraron extrañado, incluso Gabino, quién no sabía que ocurría.
* No lo estoy comprendiendo.- Dijo
* ¿Qué no me comprendes? Eres un inútil. Lo único que has hecho es arruinarme la vida. ¡¿Por qué me quitaste el amor de Basilia?!
Gabino abrió la boca para contestar, pero no tuvo tiempo, descontrolado, Caetano se echó encima de éste, y comenzó a asfixiarlo, todos intentaban detenerlo, pero estaba irreconocible, como una bestia a la que nada ni nadie puede hacer que se calme. Hesper, tironeó de él mientras le gritaba que lo suelte.
* ¡Y tú! Estúpida entrometida, ya es hora que dejes de confabular cosas por tu envidia e Basilia. – Gritó Caetano dejando de asfixiar a Gabino para sacar un arma y, sin dudar dispararle a Hesper en el pecho, dándole una muerte instantánea.
Los minutos pasaban, y nadie podía detener la tortura que Caetano le daba a Gabino, dejándolo morir lentamente, en agonía.
* ¡¿Qué haces?!- Los gritos desesperados de Basilia sorprendieron a todos, incluso a Caetano.
* ¿Porqué viniste?- Le dijo él apuntándole con el arma.
* ¿Qué haces?
* ¡¿Por qué viniste?!
* Vine porque Fedro me llamó desesperado diciéndome que algo pasaba.
* ¡Me decepcionaste! Eres una traidora.- Se abalanzó contra ella y la arrinconó contra una pared tirándola del cabello. Ella lanzaba unos gritos ahogados. - ¡Yo no te he hecho nada!
* Sí, me has engañado con este hombre que está ahí tirado, y lo pagarás, por tú culpa esto ocurre.
Basilia yo solo repetía ‘Por favor, déjame que te explique. No fue así’.
Pero Caetano estaba demasiado loco como para escuchar sus súplicas.
* Es muy tarde para arrepentimientos. – Dijo antes de dar un disparo final que acabó inesperadamente, para todos, con la vida de la mujer a la que él había amado.
Cuando se dio vuelta para matar finalmente al hombre, todos los que estaban ahí lo asistían, tratando de mejorarlo. Pero la fuerza que Caetano tenía en su interior, era superior: Golpeó a todos y cada uno de los que estaban ahí y miró a Gabino, morado, agonizando. Luego tomó su arma, y apretó el gatillo, pero no salieron balas. Lo hizo una y otra vez, pero, al no tener respuesta por parte del arma ahorcó hasta la muerte al hombre, justo cuando llegó la policía. Pero para ese momento Caetano había enloquecido, y fue más rápido que los oficiales, corrió hacia la ventana vidriada del banco y se tiró por ella, rompiendo los cristales, haciendo añicos con ellos y cayó seis pisos abajo, dónde se dio violentamente con el suelo, suicidándose.


*
Dos meses después…


- Señor Fedro Duport.- Dijo el presidente del banco.- Lo felicito, es nuestro nuevo gerente.


Jimena Barcía

Reseña

Los celos constituyen un sentimiento humano que muchas veces alimentan las sospechas de engaños, la angustia, generando conflictos y conduciendo muchas veces a la tragedia. Otelo representa el típico amante que sufre sospechas de engaños.
William Shakespeare en su obra, Otelo desarrolla una historia de traición y venganza donde los celos imaginarios y sin real fundamento sobrepasan el amor y la confianza por el otro. Está inspirada en una tragedia de una obra italiana llamada Hecatommithi de Giraldi Cinthio. Se organiza en cinco actos dividido en escenas y las acciones se desarrollan en dos lugares distintos: Venecia y Chipre.
Otelo, un mercenario a servicio del estado Veneciano, se desposa con Desdémona, la hija de un senador de Venecia (Brabancio), sin su permiso y esto provoca su disgusto y el odio hacia Otelo.
Por otro lado, Otelo también padece la venganza de Yago (Alférez del moro) quien no le perdona haberle dado el puesto de teniente a Casio y no a él; éste si bien aparenta ser fiel y con valores positivos, organiza y trama distintos artilugios para desprestigiar a Casio y lograr la decadencia de Otelo sin importar el costo que demande.
Llevado por la envidia, el odio y el resentimiento el Alférez involucra a otros personajes, como a Rodrigo (un caballero veneciano) que siempre estuvo enamorado de Desdémona, convenciéndolo de que si lo ayuda a conseguir el puesto de Casio, éste lo beneficiaría influenciando en la mujer para que correspondiera a su amor. Asimismo con Casio, y también a Emilia, su propia esposa quién está al servicio de Desdémona. Al mismo tiempo va tejiendo dudas, incertidumbres sobre Otelo acerca de la infidelidad de su esposa que lo llevan a imaginar y construir en fu fantasía escenas entre su mujer y Casio, llevándolo a una furia irracional sin contar con pruebas verdaderas y descartando la inocencia de su esposa y la lealtad de su teniente.
Shakespeare mediante los diálogos y reflexiones de Yago permiten al lector la posibilidad de no ser engañados como Otelo por este intrigante.
El tema de la esposa difamada, acusada injustamente de infidelidad; y la concesión al esposo con el derecho de castigar a la mujer infiel es tomado por el autor como un argumento de la necesidad de limitar el poder del esposo advirtiendo de la arbitrariedad con que puede ser ejercido y una crítica al mismo tiempo al esposo demasiado influenciable y dispuesto para desconfiar de su mujer.
Aún en la actualidad escuchamos de casos reales con un final trágico donde los celos son los protagonistas y desencadenantes de rupturas de parejas, de conflictos y los más graves, terminan con la muerte de uno o de ambos. Shakespeare también plantea el hecho de no dejarse llevar por supuestos comentarios o malas influencias sobre aquellos que queremos y con los que nos relacionamos.
Entonces… ¿Hasta dónde pueden llevarnos los celos?





¡JB!